“Celebremos a Rafael Cadenas”
En homenaje a Rafael Cadenas primer Venezolano en ganar el Premio Cervantes 2022, máximo reconocimiento de las letras en español. El jurado destaca “la trascendencia de un creador que ha hecho de la poesía un motivo de su propia existencia y la ha llevado hasta alturas de excelencia en nuestra lengua”.
Leer, releer cada palabra, cada verso, lleva a recrear el límite infranqueable de todo el silencio discursivo en la poética de Rafael Cadenas.Solo prescindir de la palabra puede cerrar la brecha entre realidades cuyos significados parecen agotados.
“Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálamela impostura, restriégame la estafa.Te lo agradeceré, en serio.Enloquezco por corresponderme.Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme”.(Ars poética).
El silencio del poeta no se ve opacado por la bruma que esconde la lucidez. La que arropa un cuerpo privilegiado que, desde la trama poética, se revela a la rutina para no aniquilar lo intangible.
Así, en esa dimensión encubridora de lo real, se refugia Cadenas para decir: “Volveré al lugar de la ficción”, donde cada palabra callada alimenta su misterio de lo cotidiano, y libera una complejidad, cuyo sentido oculto desborda los significados.
No hay signos ni símbolos que encubran el sentir real. Solo la palabra silenciosa representa la esencia de su pensamiento. Cadenas asume una totalidad ontológica que precede al poema, para callar aquello que no puede decir.
No hay signos ni símbolos que encubran el sentir real. Solo la palabra silenciosa representa la esencia de su pensamiento. Cadenas asume una totalidad ontológica que precede al poema, para callar aquello que no puede decir.
Un lenguaje que se niega a dejarse encasillar en la lógica verbal. Se trata de un cuerpo emocional que:
“Solo yo conocía… /Yo nunca supe si fui escogido para trasladar revelaciones. /Nunca estuve seguro de mi cuerpo”. (Cuadernos del destierro).
Palabra poética que rechaza lenguajes convencionales. Una totalidad que calla lo que no se puede captar como objeto poético de comprensión directa. Palabras que eluden el temor a descubrir lo ya no soportable en su soledad inamovible. Esa que le habla al oído para captar el murmullo a su alrededor. Las vivencias de una cercanía que solo puede ser aprehendida a través del misterio poético, escondido en el silencio contenido en la musa.
El hechizo de la palabra inédita lo leemos en versos liberados de sonidos habituales.
Escondidos bajo el magnetismo de emociones alusivas. Entre ellas “el anti yo” de Cadenas prioriza un silencio entre líneas, esencia oculta en palabras que impugnan sus secretos.
Buscar referentes a su poesía es invadir su mar emocional. Lugar donde el poeta, por el milagro de existir, se esconde en su incomprensible subjetividad. En los silencios que también embargaron lo “Inadaptado” en Pessoa. El sueño traducible de Borges. El morir viviendo de Montaigne.
Hoy un Cadenas que mira el lenguaje sin casi tocarlo. Porque como Empédocles “No me forzaran a decir más de aquello que la reverencia me obligare”.
La poesía de Cadenas responde a una inspiración que quebranta el dictado poético de la recepción comprensible.
Decía Jean Paul Sartre: “ El estilo es el silencio de lo escrito, el silencio en el discurso, la meta imaginaria de la palabra secreta.”.
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