Narrar en el siglo XXI: El escritor de este siglo

El arte (incluyo La literatura) observa, reflexiona y expresa el rumbo de las sociedades.

Narrar en el siglo XXI: El escritor del este siglo por Julia Elena Rial

Baudelaire, a finales del siglo XIX, escribía ensayos luego de sentarse largos ratos en el café parisino La Closerie Des Lilas o de asistir como crítico de arte a las principales exposiciones de la época, en ellos expresaba el cambio que la dinámica industrial imprimía a la vida del parisino, y de qué manera esta revolución social se reflejaba en pintores que como Delacroix, “pintor esencialmente literario”, describía las contradicciones de la vida moderna con una metáfora de pintura-poesía no aceptada por Baudelaire.

A pesar de la ambigüedad que el arte comenzaba a manifestar, el poeta francés supo valorar las nuevas expresiones en su sentimiento literal, estilos nuevos y diferentes, y sobre todo trató de participar en el medio que daba origen a esas extrañas visiones en la pintura. Se involucró, a pesar de rechazarlas, con las nuevas e inevitables tendencias que el gran cambio social y económico imponía en la creatividad artística.

Así mismo el escritor de hoy debe sumarse como observador participante en las diferentes manifestaciones humanas. Aún dentro de su país, o región, la escritura entraña en un mismo autor una permanente metamorfosis. Se trata de captar y escribir sobre una nueva sociedad que escapa a reglas preestablecidas, a sistemas y tradiciones.

Narrar en el siglo XXI: El escritor del este siglo por Julia Elena Rial

El discurso de este siglo debiera abrir nuevos horizontes, posibilidad de diferentes análisis. De esta manera cada texto podrá convertirse en la suma de ensoñaciones que cada lector sienta alrededor de lo textual, para que siempre fascine el tema, es parte del placer de leer y del genio del escritor.

Hoy no son los personajes viajeros quienes nos desplazan de un sitio a otro, es el lenguaje, con una inexplicable y machacona insistencia, que no nos permite hacernos dueños de los espacios.

Lo sentimos así en tres novelistas de estos últimos años; en Roberto Bolaño quien nos convierte en nómadas en búsqueda de las causas por las cuales sus personajes huyen tras lo desconocido, o en el sufrimiento mental del protagonista del Pasajero de Truman de Francisco Zuñiaga cuya sociedad lo deshecha cuando políticamente ya no le es útil.

Narrar en el siglo XXI: El escritor del este siglo por Julia Elena Rial

Más aún, retrocedemos en el tiempo acompañando al personaje de El Sueño del Celta para convivir y compartir, luego de cuatrocientos cuarenta páginas, el cansancio de nuestros cuerpos con el de esos esclavos del trabajo de África y Perú, o incomprender la distorsión de una sexualidad, que rechaza los cauces afectivos y de genuino erotismo, y de cuyo realismo da cuenta el escritor con pictóricas escenas, donde la estética escultórica, que alberga la sexualidad, del protagonista se convierte , a veces, en ébano bronsilíneo.

En este principio de milenio existe, en los discursos, una analogía secreta, casi fotográfica, entre sentidos y palabras; se escuchan sonidos, se perciben perfumes, se visualizan los colores que suscitan la imaginación del lector; la palabra suplanta lo visual con su semántica específica.

Es en esta ambigüedad y diversidad donde, en algunos escritores, renacen las contradicciones, los localismos míticos, posiciones tribales, el enemigo se encarna en el otro, pero, a diferencia de épocas anteriores, ahora el mundo es de todos y todos tienen cabida en la nueva literatura; “Dentro de una gota hay un universo entero” decía Ryszard Kapuscinski.

La literatura actual expresa la desvalorización de la vida. Ahí están Fernando Vallejo y Roberto Bolaño quienes anticipan, con una semiótica agresiva, el lugar del cuerpo como el espacio donde se fraguan las distorsiones sociales.

Narrar en el siglo XXI: El escritor del este siglo por Julia Elena Rial

Cada texto trata de desarrollar “políticas de desidentidad” del cómo se es hoy, con ciertos modos de vida que expresan las transformaciones culturales contemporáneas, las cuales se fraguan alrededor de luchas semióticas, como si el texto estuviera en pugna consigo mismo, así lo vemos en El desbarrancadero de Vallejo.

El escritor del siglo XXI desconstruye sociedades, son las que observa, vive y expresa, pero también preanuncia posibles futuros.

Lejos está la literatura actual de ese sentimiento de humanismo que identificó, en su momento, a un Arguedas con su pueblo peruano, o a Alejo Carpentier con los ejes contradictorios de su Caribe, envueltos entre etnias, naturaleza y sexualidad.

Así como cambia el mundo, así la literatura sufre transformaciones, ajustes de lenguajes que pueden caer en la ambigüedad de un surrealismo que habla por otros, por los que no tienen voz, pero que están interconectados con el mundo globalizado.

Lo vemos en El Sueño del Celta donde los trabajadores de África y Perú, en un desplazamiento geográfico, intercambian situaciones similares. La tendencia literaria actual llega más allá de un imaginario, asume el mundo de símbolos, valores, entidades sociales y culturales como lo real que ha tergiversado el orden tradicional de jerarquías.

Tratar de comprender las nuevas significaciones de las sociedades neomodernas y expresarlas es tarea del escritor, cada uno tiene que elaborar su propia receta, aún cuando la literatura no lleva implícito un compromiso social.

Narrar en el siglo XXI: El escritor del este siglo por Julia Elena Rial

El escritor de este siglo expresa la sociedad con sus jerarquías irrespetadas, sus callejones peligrosos. Debe agudizar el oído para que el tumulto y ruido externo no le hagan perder la voz que emite su subjetividad; pero también necesita escuchar el contexto mundial; no puede olvidar que personajes, ambiente y naturaleza son siempre el centro de historias y dentro de ellas existen los problemas generacionales, y de comunicación, que vive el mundo actual. De ahí que en lugar de ser determinante se convierte en interlocutor, no impone criterios para hablarle a una juventud que no acepta experiencias acumuladas.

Se han dejado a un lado los niveles literarios que desvinculaban cada una de capas etarias y sesgaban las diferentes culturas de la sociedad; los vemos reemplazados por los de una época drásticamente diferente en su interrelación, participación, en la apropiación de préstamos literarios contradictorios, difíciles de digerir, y de una libertad escritural por ahora no referida, porque aún carece de la organización que aportan las tendencias y escuelas.

Estos primeros años del siglo muestran una gran debilidad, inestabilidad narrativa, es el propio escritor el que está matando la ficción, por eso cada relato se autogestiona, se apodera de la autoría, impone su realismo escritural.

Al leer lo que se escribe hoy podemos sentir que la ficción ha muerto. Ya no se inventa el mundo, ni se imagina, se recorre, se reconoce; los textos actuales carecen de tradición, los hechos son comunes. Washington y Caracas expresan el síndrome del “no lugar” en El Pasajero de Truman.

Narrar en el siglo XXI: El escritor del este siglo por Julia Elena Rial

Los escritores no escriben sobre “la casa, el terruño”, sino sobre el espacio donde se habita sin permanencia, los discursos callan el dolor de la soledad. Una soledad que incita al silencio, a leer entre líneas lo que no se dice, lo que nace de la semilla pre-verbal. Este es el aspecto más valioso del texto, el que hace cómplice al lector, aunque cada uno invente sus propios silencios.

Comentarios

Mi foto
Julia Elena Rial
Escritora, ensayista y docente argentina (Tandil, provincia de Buenos Aires). Reside en Maracay, Aragua (Venezuela). Profesora de castellano y literatura en el Instituto del Profesorado de Buenos Aires. Estudió Filosofía en la Universidad de Buenos Aires (UBA) e Historia de las Ideas en la Universidad de Chile. Posgrado en Literatura Latinoamericana en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, de Maracay. Ganadora del Premio Ensayo Miguel Ramón Utrera (1998) con Las masacres: ortodoxia histórica, heterodoxia literaria. Mención de honor en el Concurso de Ensayo Augusto Padrón de la Alcaldía del Municipio Girardot (Maracay, 2005).Ganó el Premio Mayor de las Artes y las Letras del Ministerio de la Cultura de Venezuela (2006) con el ensayo Memoria e identidad en José León Tapia. Autora de los libros Constelaciones del petróleo (2003) y El ensayo: identidad, memoria y olvido ( 2007). Colaboradora de la revista brasileña Hispanista y de la revista venezolana Letralia. Miembro fundador Agrupación Literaria Pie de Página y del Consejo Editorial de la Revista Cultural Pie de Página. Jurado del premio de ensayo Augusto Padrón 2001 y del premio de ensayo Marita King 2005

Entradas populares de este blog

Noli me tangere

El cuento: eterna invención

El ensayo: las ideas en sus formas posibles

La fábula de la niña y la mujer en Hilos de emoción, de Marina Sandoval

El enigma de una palabra: coronavirus

LA FOTOGRAFÍA FAMILIAR

Octavio Paz y el discurso de la conciliación

“Celebremos a Rafael Cadenas”