La descripción: huérfana literaria (Cuarta parte)


Amor. Necrofilia. Cotidianidad. Estética.

Siempre me he dejado seducir por el misterio de la descripción. Siento un goce al releer párrafos ya trajinados para sumergirme en la nostalgia, el amor, la muerte, lo cotidiano y en el lenguaje en sí mismo.
Amor. Necrofilia. Cotidianidad. Estética en la descripción por Julia Elena Rial.
Intuimos el sentido de las palabras, las poseemos y pretendemos explicarlas. Pero no nos detenemos aquí, porque nos embriaga el zumo que destila el lenguaje para celebrar su encuentro con el amor.

Ya sea el amor provinciano que describe Armas Alfonzo en La puesta del sol. O el amor telúrico que desentrañamos del poema Aldeana de Cesar Vallejo, simbolizado en un Aquiles incaico del trabajo. Amor que se transforma en somatización del problema indígena, carne viva que aflora en retórica modernista cuando dice en este primer poema de Los heraldos negros, publicado en el diario La Reforma de Trujillo (posiblemente en 1915):

“De codos yo en el muro, / cuando triunfa en el alma el tinte oscuro / y el viento reza en los ramajes yertos / llantos de quena, tímidos, inciertos, / suspiro una congoja / al ver que en la penumbra gualda y roja / llora un trágico azul de idilios muertos”.

Si olvidar el amor pasional que Rafael Cadenas describe a una amada en Los cuadernos del destierro:

“Solo tú misma en el acto. Extendida, carnosa, húmeda. Un temblor sin lapso. Sin equívoco. Torbellino en torno de la flor de blando terciopelo, acorazonada, que nace del clima de tus piernas como un grito nocturno”.

Si el amor es sustancia vital, la muerte puede ser terror, angustia, violencia, misterio.

En la edad media abundan  descripciones de la muerte representadas por macabras descomposiciones de cuerpos. Las descripciones son exclusiones elitistas en, cuando únicamente los nobles y clérigos soñaban con los ángeles en medio de los delirios mortuorios.
Amor. Necrofilia. Cotidianidad. Estética en la descripción por Julia Elena Rial
El humanismo renacentista mitiga las imágenes al estilo Jorge Manrique quien en la Coplas a la muerte de su padre atenúa las debilidades. Para poner en evidencia sus cualidades morales, porque las riquezas y títulos de nobleza eran efímeros, cuando todavía, en España, las huellas del medioevo prevalecían sobre las fuertes ráfagas del renacimiento europeo.
Amor. Necrofilia. Cotidianidad. Estética en la descripción por Julia Elena Rial
El romanticismo alemán habla del amor-muerte; creadores aún adolescentes dejaron a la literatura un movimiento de gran trascendencia para la poesía universal, jóvenes que, negados y calumniados por la sociedad se vieron forzados al suicidio, a la soledad y a la locura.

Entre ellos se destaca Novalis cuyos versos desbordan una necrofilia descriptiva que se yerguen como refugio de conflictos religiosos. En Himnos a la noche evoca el deseo de construir un mundo alemán ideal, defenestrando el existente, pero sin la fuerza real para hacerlo: “Como una reina de la naturaleza terrenal, convoca todas las potencias a infinitas metamorfosis, ata y desata innumerables lazos y envuelve toda cosa con la aureola de su divina imagen...”.

La imagen de la cotidianidad se arraiga en algunos poemas y narraciones, tal vez para asir lo que se nos escapa de las manos. Lo cotidiano saborea el jugo amargo de la opresión cuando la función de un símbolo como el quetzal inspiró a Ernesto Cardenal esta descripción tan breve como significativa: “El quetzal canta su bello canto territorial, inmóvil, no lo ves, mimetiza la luz; con el cielo nublado su plumaje es de color de hojas con bruma”.

La literatura carece de nacionalidad para expresar el diario acontecer, el exilio político inspiró a Antonio Machado el poema Noviembre de 1913, verdadera pintura bucólica de una vida que, para el poeta, se renueva o perece. Es increíble que en tan pocos versos se pueda expresar la esencialidad de la tierra y la temporalidad de los cambios culturales.
Amor. Necrofilia. Cotidianidad. Estética en la descripción por Julia Elena Rial
La lectura de Noviembre de 1913 se puede asociar, en un acto de crítica rebelde, con El sembrador de Van Gogh; puede ser que tendencias similares obraron en los dos artistas y produjeron dos fenómenos descriptivos, uno literario y el otro pictórico. A pesar de que ambos tienen diferentes orientaciones sensoriales, vista y palabra, y de que la literatura se nos ofrece más intelectualizada que la pintura, en los dos sembradores la imaginación y la ideología están expresadas en dimensiones de la experiencia vivida que cada artista descubrió en sí mismo.

Por último hablaremos del rasgo estético, como tema de la descripción, que caracteriza a algunos poetas y escritores. Voy a referirme a las posiciones de José Martí y Vicente Huidobro en relación con el concepto poético expresado a través de descripciones.

Martí envolvió sus poemas con la idea de libertad que signó todos los actos de su vida: “La época es libre, séalo el verso, ya que en toda espera la buena obra libre vale más que la esclava”. De esta manera liberó a los versos de cargas retóricas y escribió poemas cuyas descripciones abogan por depurarlas de tradiciones y estridencias románticas para acercarse a que el poema sea: Una espada reluciente que deja en los espectadores la memoria de un guerrero que va camino al cielo. El poeta puntualiza su itinerario estético el cual se entrecruza con el acicate del pensamiento libertario expresado, muchas veces, en descripciones endecasílabas como la de Contra el verso retórico y ornado: “Contra el verso retórico y ornado / el verso natural. Acá un torrente / aquí una piedra seca, allí un dorado / pájaro, que en las ramas verdes brilla... Así ha de ser la noble poesía / así como la vida: estrella y gozne”.
Amor. Necrofilia. Cotidianidad. Estética en la descripción por Julia Elena Rial
Las descripciones en los poemas martianos son resultado del tiempo y circunstancias en que le tocó vivir. Con el premodernismo que envuelve su sujeto lírico, tratando de romper los elementos del romanticismo, al distanciarse de su tono poético. Martí logra descripciones cuyos significados resultan novedosos por lo insólito de su desolada ternura, balbuceos de habla pueril con los que logra llegar al alma de su hijo a quien le dedica Ismaelillo: “Sus ojos parecen / estrellas negras / ¡Vuelan, brillan / palpitan, relampaguean...".  

La elaboración artística martiana, siete años antes de que Darío convulsionara el mundo poético con Azul, llena líneas sinestésicas que sin fijarlo en una tendencia única lo acercan a Baudelaire y Rimbaud, una nueva conciencia de la elaboración del lenguaje, elementos que en las descripciones desdoblan sus referencias con el uso de arcaísmos, neologismos y cubanismos, expresión del rico caudal de su experiencia y conocimiento.

Como novedosa vanguardia latinoamericana fue rotulada la poesía del chileno Vicente Huidobro; en Arte poética consigna su concepto sobre el verso al decir: “Por qué cantáis la rosa, ¡Oh poetas! / Hacedla florecer en el poema. / Solo para nosotros / viven todas las cosas bajo el sol... / El poeta es un pequeño Dios”. De su taumaturgia creacionista fluye la unidad madura, fruto de la evolución de las ideas que el mundo de finales del siglo XIX le proporcionaba, entre las controversias políticas de la guerra del Pacífico y sus relaciones con artistas de la vanguardia europea.

Cuando Huidobro describe lleva el lenguaje a su esencia, aspira llegar a la almendra de la palabra, a su gen original porque “Las cosas se fatigan... y un poco de muerte tiembla en los rincones (Huidobro, 1976. Pág. 220).
Amor. Necrofilia. Cotidianidad. Estética en la descripción por Julia Elena Rial
La descripción reafirma en Martí y Huidobro su sitio de privilegio en la estética de la poesía.

Comentarios

Mi foto
Julia Elena Rial
Escritora, ensayista y docente argentina (Tandil, provincia de Buenos Aires). Reside en Maracay, Aragua (Venezuela). Profesora de castellano y literatura en el Instituto del Profesorado de Buenos Aires. Estudió Filosofía en la Universidad de Buenos Aires (UBA) e Historia de las Ideas en la Universidad de Chile. Posgrado en Literatura Latinoamericana en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, de Maracay. Ganadora del Premio Ensayo Miguel Ramón Utrera (1998) con Las masacres: ortodoxia histórica, heterodoxia literaria. Mención de honor en el Concurso de Ensayo Augusto Padrón de la Alcaldía del Municipio Girardot (Maracay, 2005).Ganó el Premio Mayor de las Artes y las Letras del Ministerio de la Cultura de Venezuela (2006) con el ensayo Memoria e identidad en José León Tapia. Autora de los libros Constelaciones del petróleo (2003) y El ensayo: identidad, memoria y olvido ( 2007). Colaboradora de la revista brasileña Hispanista y de la revista venezolana Letralia. Miembro fundador Agrupación Literaria Pie de Página y del Consejo Editorial de la Revista Cultural Pie de Página. Jurado del premio de ensayo Augusto Padrón 2001 y del premio de ensayo Marita King 2005

Entradas populares de este blog

Noli me tangere

El cuento: eterna invención

El ensayo: las ideas en sus formas posibles

El enigma de una palabra: coronavirus

La fábula de la niña y la mujer en Hilos de emoción, de Marina Sandoval

“Celebremos a Rafael Cadenas”

LA FOTOGRAFÍA FAMILIAR

Octavio Paz y el discurso de la conciliación