Personajes femeninos en la literatura: La génesis (Part. 4)

No se gana la partida, en la ficción, con una simple modificación teórica de las reglas del juego, y la historia lo ha demostrado.

La ficción cambiará cuando los personajes femeninos en la literatura compartan junto, y no frente al hombre, las responsabilidades intelectuales, laborales, amorosas y domésticas, la problemática espiritual y material de la cotidianidad, no como pesadilla silenciosa de nuestra cultura, sino como el reconocimiento a los valores y desvalores de cada personaje narrado.
 
Personajes femeninos en la literatura: La génesis (Part. 4) por Julia Elena Rial
En los papiros, grabados y esculturas, exhibidos en el Museo Británico, se observan imágenes de mujeres que portan sacos de trigo machacado por ellas mismas. “Tarea específica de las mujeres” revela un papiro del año 2160 a. C.
 
Personajes femeninos en la literatura: La génesis (Part. 4) por Julia Elena Rial
Hasta el presente no se ha querido transformar la simiente original de sumisión, obediencia, o dolor, plasmada en Las Sagradas Escrituras, donde la mujer de Lot asume la mitificación de su castigo, irreversible, petrificada en la sal de sed infinita. Parece que a partir de entonces, la retórica narrativa describe y analiza a la mujer para mostrarla depredada, hetaira, esclava, subalterna, cuando no traidora, trágica, ignorante o complaciente.

Hoy la mujer inventada será la representación de un verdadero espacio histórico: urbano, pueblerino o campesino, cuando su imagen supere las proposiciones religiosas del paradigma bíblico, la justa oposición frente a las palabras de el Génesis "El te dominará".

Personajes femeninos en la literatura: La génesis (Part. 4) por Julia Elena Rial
El Papa Juan Pablo II en su Carta Apostólica Mulieris Dignitatem de 1988 disiente de este determinismo.

A pesar de la modernización del pensamiento religioso, y de los temores expresados por Juan Pablo II, y hoy por el Papa Francisco, la subestima de la mujer sigue siendo hábito y, en definitiva, dictando la ley-costumbre en nuestra relación con la sociedad. En este aspecto poco aportan los personajes femeninos de la literatura. Es más, cuando las convicciones en defensa de la mujer tratan de oponerse a las instancias reales, se muestran tendencias que las justifican, y todas las ideologías resisten a la lógica de pensamientos críticos. Por eso sigue siendo la mujer el personaje que en literatura está por escribirse.

Pero no siempre los estándares han prevalecido en leyes y comportamientos femeninos. En Esparta, La Constitución de Esparta, conocida también como La Gran Retra, atribuida a Licurgo, en el siglo VIII a.C., le otorgaba a las mujeres espartanas iguales deberes y derechos que a los hombres, en el hogar, en la sociedad y en las comunas. Les reconocía su aporte a la familia, al estado y a su país.

Personajes femeninos en la literatura: La génesis (Part. 4) por Julia Elena Rial
Siglos después, el menosprecio de que las hizo objeto Aristóteles las fue llevando, desde el predominio y respeto en el período dórico, hacia la suntuosa servidumbre, que en algunas culturas orientales llega hasta la actualidad. Para el griego la ciudad era el estrato urbano típico y la mujer, subordinada a guerreros y filósofos. Muchos campamentos militares permanentes, desde luego la idea se comprende en el contexto histórico de la época.

Sin embargo, un eco de las entidades femeninas, que transformaron su historia, se conserva dormido entre reliquias literarias y códices antiguos. El derecho de las mujeres calcedonias fue la más aguda oposición a la dependencia civil de las romanas, que sustituían la autoridad del padre por la del esposo.

La escuela de Pitágoras llegó a considerar la presencia femenina en la sociedad tan prominente, que lograba transformar los sonidos del dialecto dorio, cuyas vocales circunflejas, largas y graves, reflejaban la relación interna, entre la posición social de la mujer y la consideración por sus preferencias. El educador asumió que para que una ley escrita pudiera tener fuerza, antes debía existir una ley no escrita pero vigente en usos sociales.

Interesa leer a Plutarco quien considera, en Virtudes de mujeres, que "Una sola es la virtud de la mujer y del hombre". El Escritor griego, en el siglo I d.C., analiza las reacciones femeninas frente a las adversidades, y sostiene que un coraje demoníaco se apodera de su carácter en la defensa de su patria.

Personajes femeninos en la literatura: La génesis (Part. 4) por Julia Elena Rial
En Vidas paralelas Plutarco desarrolla un ideario acerca de las capacidades de la mujer, sus intervenciones en la vida pública, social y doméstica Una disertación, fruto de sus observaciones sobre los escaños que la mujer iba ganando en la sociedad griega del siglo I. Sin embargo, la aceptación de estas innovaciones sociales seguía condicionada a prejuicios patriarcales.

Las mujeres llegaban a reunirse en el ágora citadina. En cualquier lugar público de reunión, así fuera una simple plaza con palmeras, un templo o un viejo edificio administrativo, allí hubo una discusión de ideas. No son los complejos arquitectónicos los únicos que definen la urbe, sino las comunidades cívicas que la usan y viven. Pero la preponderancia de la mujer, en la ciudad de Plutarco, no impidió la posterior decadencia de la condición femenina, para conservar sólo su carácter de sumisión. En lo que respecta a la mujer en Grecia, son los testimonios literarios de esa vida femenina urbana los que quedan, y valen tanto como las ruinas conservadas.

Los griegos, cuya mitología rompía, algunas veces, las cadenas de sumisión, enaltecieron los valores tradicionales de dependencia femenina, en la literatura del brillante período clásico. Telémaco dice a su madre Penélope: "Vuelve a tu habitación, ocúpate en las labores que te son propias, el telar y la rueca, y ordena a las esclavas que se apliquen al trabajo; del arco nos cuidaremos los hombres y principalmente yo, que tengo el mando en esta casa".

Personajes femeninos en la literatura: La génesis (Part. 4) por Julia Elena Rial
Fue Esquilo quien no permitió que la realidad se le escapara de su pensamiento crítico, y en Las suplicantes desarrolla el conflicto de las cincuenta hijas de Danao, que no aceptan casarse con los parientes impuestos por la comunidad. Las palabras de la tragedia parecen dictadas por el sentimiento de ansiedad, que las intrigas van produciendo en los personajes, y en el dramaturgo. Lenguaje que censura tanto a las mujeres obligadas a un matrimonio pactado, como a los egipcios que intentan someterlas por la violencia. El escritor dramático había presenciado el auge del imperio ateniense, y sabía que la ambiciosa consolidación del poder exigía sacrificios.

Cuando se piensa que la dramaturgia griega humaniza a la mujer, Sófocles emprende nuevas rutas con sus personajes y hace prevalecer la ley y el orden del gobernante Creonte, para que Antígona fuera castigada con la muerte; aunque en el drama se habían acumulado suficientes justificaciones de ternura y moral para perdonar su desacato, al querer enterrar a su hermano condenado a muerte por traición. A última hora la mujer se aparece portadora de un orgullo que la conduce a ejecutar su propia muerte.

La ensayista española María Zambrano escribe estas reflexiones sobre el suceso dramático que llevó a Antígona al suicidio: “La doncella sacrificada a los ínferos sobre los que se alza la ciudad, porque el sacrificio sigue siendo el fondo último de la historia, su secreto resorte”.

Los argumentos exceden el estrecho legalismo de lo presente, y particular, de un momento histórico, para asumir un sentido universal. Sólo Eurípides libera a la mujer del destino de las leyes y los dioses, se enfrenta a tradiciones y crea personas. Sus obras son un conjunto de estudios trágicos sobre la femineidad. Deja a un lado conveniencias y prejuicios con una Medea, que lucha entre el amor y la violenta sed de venganza de una esposa traicionada, o Fedra, que se debate entre las costumbres establecidas y su amor por Hipólito.

Personajes femeninos en la literatura: La génesis (Part. 4) por Julia Elena Rial
El dolor de las soluciones en las tragedias caminaba al unísono de la gravedad de los conflictos de los personajes con el mundo exterior. Desde luego los comportamientos obedecían al gusto de la época; aunque, a veces, la pérdida de la dignidad trágica del personaje femenino se manifestaba en un realismo, que parecía pretender acercarse a la cotidianidad del griego común.

Los dioses se estaban convirtiendo en meras ficciones engañosas, por lo menos para Eurípides, quien prefería encontrar las soluciones en algo que no fuera la caprichosa voluntad mítica de lo inaparente. Ideas que lo llevaron a dar una imagen femenina, en constante pugna entre las groseras e incontenibles ambiciones del poder y la desmoralización, cuyos límites no se ajustaban al escenario histórico del determinismo religioso.

Aún cuando las épocas han desmitificado, en parte, ese papel de subordinación femenina, sin embargo como dice Walter Benjamín en París Capital del Siglo XIX:
 
Personajes femeninos en la literatura: La génesis (Part. 4) por Julia Elena Rial
"En el sueño en que toda época imagina la época en que le seguirá, esa era venidera aparece enlazada con elementos de una prehistoria…, cuya experiencia, que se encuentra depositada en la inconsciencia colectiva, crea, en su contacto con lo nuevo, una utopía que deja su huella en las mil formas de la vida, desde las construcciones duraderas hasta las modas fugaces".

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Julia Elena Rial
Escritora, ensayista y docente argentina (Tandil, provincia de Buenos Aires). Reside en Maracay, Aragua (Venezuela). Profesora de castellano y literatura en el Instituto del Profesorado de Buenos Aires. Estudió Filosofía en la Universidad de Buenos Aires (UBA) e Historia de las Ideas en la Universidad de Chile. Posgrado en Literatura Latinoamericana en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, de Maracay. Ganadora del Premio Ensayo Miguel Ramón Utrera (1998) con Las masacres: ortodoxia histórica, heterodoxia literaria. Mención de honor en el Concurso de Ensayo Augusto Padrón de la Alcaldía del Municipio Girardot (Maracay, 2005).Ganó el Premio Mayor de las Artes y las Letras del Ministerio de la Cultura de Venezuela (2006) con el ensayo Memoria e identidad en José León Tapia. Autora de los libros Constelaciones del petróleo (2003) y El ensayo: identidad, memoria y olvido ( 2007). Colaboradora de la revista brasileña Hispanista y de la revista venezolana Letralia. Miembro fundador Agrupación Literaria Pie de Página y del Consejo Editorial de la Revista Cultural Pie de Página. Jurado del premio de ensayo Augusto Padrón 2001 y del premio de ensayo Marita King 2005

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